Pila de prendas tejidas, sostenida con las manos.

Cómo lavar y cuidar tus tejidos hechos a mano

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Lavar la ropa es una rutina básica de cuidado de nuestras prendas y de nuestra higiene personal. Pero cuando eres tejedora, se convierte en un GRAN tema. Porque si se cuela uno de tus proyectos regalones en la máquina lavadora, pasarás minutos a modo drama queen... ¡Y con toda razón! Las posibilidades de arruinar semanas de trabajo y dedicación son altas, si la lavadora se pasa de revoluciones con el centrifugado, si la temperatura del agua es muy alta o simplemente si las fibras se enganchan con el cierre de tus jeans.

Como la lista de escenarios catastróficos es demasiado larga, mejor te voy a contar lo que a mí me funciona para cuidar mis proyectos cada vez que los lavo. Se trata de mi propia experiencia, basada en muchas pruebas y varios errores; pero creo que leerme podría ahorrarte más de un mal rato. De paso, estos consejos seguro alargarán la vida útil de eso tan lindo que estás tejiendo en el Club del Crochet.

Te cuento más: 

Imagen: Fotografía propia.

 

Mi consejo número uno es tener súper claro el uso que piensas darle a cada uno de tus proyectos. Eso permite elegir un material que se vea lindo, sea cómodo en el clima que lo usaré, pero que además se adapte a la realidad. Por ejemplo: jamás tejería para un recién nacido con mohair. Porque puede provocar alergia, es probable que sus deditos se enganchen en los múltiples "pelos" de este hilado, y es un material que no resiste lavados rápidos ni secadora. En ese escenario, las opciones más seguras son algodón 100%, lana merino super wash o un acrílico premium antialérgico.

Así como defino con qué hilado realizo cada uno de mis trabajos, también respaldo esa información en mi cuaderno de proyectos. No sólo si se trata de algodón, lana o acrílico (muchas veces combino hebras y mi memoria no retiene tanto espacio), sino que anoto la ficha técnica del hilado respectivo, o pego la etiqueta con el detalle de su composición y hasta una hebra de muestra. Así no olvido datos importantes que podría pasar por alto si quiero repetir ese proyecto más adelante. Entonces, si hay dudas a la hora de lavar, siempre puedo revisar mi cuaderno.

Imagen: Pexels.com. 

¿Cómo lavo mis proyectos?

Personalmente, siempre voy a preferir hacerlo a mano, con agua fría y detergente suave. Eso aplica para todo, pero la verdad es que, desde que soy mamá, las prendas que tienen mucho trajín y toleran la máquina, por lo general se van a la lavadora. Están tejidas con fibras aptas para eso y uso un ciclo delicado, con detergente suave en la cantidad justa (el exceso es fatal). Aquí, agua fría SIEMPRE y un centrifugado súper gentil, que no sobrepase las 800 RPM.

 

Alternativas al lavado

En cuanto a proyectos tejidos con fibras naturales - como lana en cualquiera de sus versiones, seda, o bambú -,  las reglas son claras: los lavo lo menos posible. Para eso, trato de ventilarlos después de cada uso, lo que funciona muy bien con este tipo de hilados. Incluso, los amigurumis los meto dentro de una bolsa hermética y se van por 48 horas al congelador. Esta es una buena alternativa para sanitizarlos con frío y no lavarlos tan seguido.

Imagen: Fotografía propia.

Ya cuando usar agua es inevitable, los lavo a mano. La clave es usar un recipiente hondo y amplio, llenarlo hasta la mitad con agua fría y añadir un poco de detergente suave en versión gel (el de bloqueo y el de bebés son ideales). Ahí sumerjo mis prendas y las remuevo con delicadeza por el tiempo justo. Enjuago con más agua fría, elimino el exceso de agua sin retorcer (envuelvo la prende en una toalla y la presiono). Finalmente, dejo secar el tejido extendido sobre una superficie plana y a la sombra. 

El secado ideal de una prenda de lana es al aire y en horizontal. Así no se deforma por el peso del agua ni se expone al calor de la secadora. Ese es un electrodoméstico que, junto con la plancha, siempre debería permanecer lejos de tus proyectos tejidos. El calor mal aplicado puede "quebrar" las fibras, quemarlas e incluso volverlas brillantes por la fricción, así que a menos que apliques técnicas seguras, no te recomiendo planchar tus proyectos (puedes bloquearlos así, pero esos detalles te los cuento otro día).

¡Ojo! La humedad tiende a apelmazar los hilados, así que no debes guardar nada antes de tiempo tampoco, ¿ok?

Imagen: Pexels.com.

 

Las 5 cosas que NO debes hacer al lavar tus tejidos

  1. NO uses demasiado detergente ni suavizante. Puede ser ultra suave y de excelente calidad, pero a mayor cantidad, más difícil de eliminar de las fibras. Olvídate de los químicos complementarios también, no los necesitas.
  2. NO elijas jamás escobillas de fibras duras ni otras herramientas que puedan dañar tu trabajo. Si hay alguna mancha que remover, frota con tus nudillos y mucha delicadeza. Si centrifugas, no superes las 800 RPM.
  3. ¡NO uses calor! Aplica para agua caliente, secadora de ropa y plancha. Es preferible un secado más lento que arruinar esa prenda. 
  4. NO guardes nada que no esté completamente seco. Cuida que el secado sea gentil y no marque tu proyecto (nunca lo cuelgues ni uses pinzas de ropa que presionen las fibras).
  5. NO abuses del lavado. Opta por salidas alternativas cada vez que sea posible: ventilar tus prendas, congelar para eliminar bacterias y lavar sólo lo imprescindible.

Imagen principal de esta nota: Pexels.com 

 

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