Crochets metálicos de tonos cálidos, ubocados horizontalmente en primer plano, con una madeja rosa de fondo.

Cómo elegir el crochet perfecto

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Las personas somos fascinantes. Todos, sin excepción, somos únicos e irrepetibles. Nuestros cuerpos también tienen diversas formas y la esencia misma de cada uno es siempre distinta. ¡A mí eso me encanta! Soy fan de la diversidad.

También he aprendido que cada tejedor(a) necesita cosas diferentes. Así que te invito a buscar herramientas que se adapten a tus manos. Quizás no lo notes si estás recién comenzando, pero luego de crochetear un rato, sabrás qué es lo que quieres. O al menos, tendrás claro lo que NO quieres.

 

Imagen: Pexels.com.

 

El crochet es la herramienta que usamos para crear tramas de diseño y grosor a nuestro antojo. Básicamente, a mayor grosor del hilado, mayor grosor del ganchillo. Por eso, si quieres lograr un tejido más denso, cerrado y firme; tendrás que hacer lo contrario de esta lógica y usar un crochet de tamaño menor al que correspondería a la tensión normal. Eso es lo que hacemos al tejer muñecos, bolsos y decoración. En cambio, si quieres lograr un tejido suelto y dócil -como cuando tejemos ropa-, lo mejor será escoger un crochet más grande que el recomendado en la etiqueta del hilado.

 

Fotografía: Pexels.com

 

Sin embargo, no basta con conocer el grosor y densidad del proyecto. También importa lo que sientes en el proceso. Por eso quiero enseñarte a elegir lo que tú quieres experimentar.

Sigue leyendo, que te cuento más...

Apelo a tus sentidos para ayudarte a diferenciar entre ganchillos y encontrar ese que se adapte a ti. Cuando das con ese compañero, ¡Te prometo que te cambia la vida! Porque las fanáticas pasamos muchas horas tejiendo, así que hacerlo incómodas, no debería ser jamás una opción.

Además del grosor, a primera vista puedes reconocer diferencias evidentes de material, acabado y color entre los distintos tipos de crochet. De partida, algunos tienen la cabeza más redondeada y la zona de la garganta o gancho, más aguda. A este tipo de crochets se los conoce como "Susan Bates". En paralelo están los "Boye", de cabeza redondeada y garganta poco pronunciada. Cuál usar depende de tus gustos, por lo general pasa mucho por tu nivel, ya que las "Susan Bates" hacen más rápido el ritmo de tejido. Ambas denominaciones se deben a dos antiguas y reconocidas marcas.

 

Imagen: Fotografía propia.

 

En cuanto a materialidad, en el mercado encuentras crochets de madera (bambú, en general), plástico y metal. Los hay rectos y firmes, de mango suave o completamente ergonómicos, con curvas incorporadas. 

Debido a su menor resistencia, los de plástico y madera más finos llegan hasta los 3.5 mm de grosor. Eso descarta poder hacer con ellos tejidos con fibras ultra delgadas o tramas con incrustación de mostacillas pequeñas.

Como contraparte, puedes encontrar crochets de metal desde los 0.5 mm. De este tipo, hay 100% metálicos y otros con mango de goma.

Yo prefiero los ganchillos ergonómicos, livianos y de mango suave. Tulip es una marca japonesa que a través de su línea Etimo (Rose, Gold o Red, según el color) ha desarrollado empuñaduras cómodas, suaves y livianas, de curvas sutiles, que se adaptan a la mano. Los ganchos son de metal ligero y cabeza puntiaguda, que ingresa sin complicaciones en la trama. Me encantan, porque además duran un montón: a diferencia de otras marcas, el gancho tiene la longitud completa del mango, por lo que las piezas no se separan con el uso.

 

Imagen: Fotografía propia.

 

Los crochet de la marca Clover - también japoneses -, siguen una pauta similar a Tulip y funcionan perfecto, al igual que la alemana Addi, que suma una versión de empuñadura curva. Cualquiera de estas opciones proporciona ligereza y un agarre sumamente cómodo, Eso sí, como dato y al menos en Chile, el precio de Clover y Addi es más elevado que el de Tulip. 

Por lo general los ganchillos de plástico son más económicos. Prym, otra marca alemana, fabrica unos ultra livianos y de agarre sobresaliente, gracias a su mango ergonómico y siliconado. Si se trata de números grandes, aproximadamente desde 7 mm, son ideales, porque son livianos y tienen un cabezal preciso y  puntiagudo.

Otra opción también liviana, pero que tiende a pesar más cuando elegimos  herramientas más gruesas, es la madera. Además de los clásicos de bambú, que podemos encontrar casi en cualquier mercería, en el último tiempo se han popularizado líneas fabricadas en ébano. Un ejemplo es la marca Lanternmoon, pero esos aún no los pruebo.

Incluso, en los últimos años surgió la firma de lujo Furls Crochet que fabrica ganchillos con una anatomía única, pero siempre respetando las necesidades de las manos tejedoras. Los precios para un crochet, en su web parten en torno a los USD 20, pero los más sofisticados llegan hasta los USD 86. Cuestión de gustos y presupuesto.

 

Imagen: Captura de la web de Furls Crochet.

 

Cuando compres un crochet, pon ojo en la numeración, porque muchas veces traen dos números: la norma estadounidense, y la que usamos en la mayor parte del mundo: acompañada de "mm" (milímetros). Algunos, incluso, tienen letras en orden alfabético para determinar el grosor de la herramienta. No es lo usual en el contexto latino, pero si compras por internet puedes encontrarte con esa versión.

 

Imagen: Fotografía propia.

 

Lo más concreto, a mi juicio, es alinearse con el grosor del gancho, que parte en 0.5 mm y puede llegar hasta los 30 mm. Esa es la medida de la "cabeza" del crochet. Técnicamente, me refiero a la punta, a la que le sigue la zona más afinada de la "garganta". Como cultura general, inmediatamente después viene la "espinilla" -la zona algo elevada- luego la empuñadura, y finalmente el mango, para el caso de los ganchillos lisos. Te comparto esta imagen que lo grafica perfecto y que saqué del libro de Jan Eaton "350 Consejos y técnicas para hacer ganchillo". A todo esto, el libro es una joyita de la que pronto te voy a contar más. 

 

Fotografía: Captura del libro "350 Consejos y técnicas para hacer ganchillo", de Jan Eaton.

 

Ya para ponerle turbo al disfrute tejeril, es fundamental tomar cómodamente el ganchillo. Cómo lo manejan tus manos impacta en la tensión de tus músculos y tu confortabilidad al crochetear. Incluso, modifica la velocidad en que tejes y alimenta una mejor postura. ¡Increíble! Lo ideal es no pasar de la empuñadura cuando sujetes tu crochet, dado que la espinilla calibra los puntos y siempre debe estar disponible. Jan Eaton lo muestra la perfección en la gráfica que adjunto a continuación.

 

Fotografía: Captura del libro "350 Consejos y técnicas para hacer ganchillo", de Jan Eaton.

 

Es más, si bien algunas tejedoras prefieren empuñar su crochet como si fuera un pincel, a otras les acomoda más tomarlo como si se tratara de un cuchillo de cocina. Lo que a ti te acomode, es justamente lo correcto. Y si en ocasiones prefieres ser chef y otras artista, es decisión tuya también.

 

Reglas de oro para gozar al máximo

  • Busca una herramienta que, al manipular correctamente, se adapte al tamaño y forma de tus manos, sin provocar roces excesivos.
  • Un crochet más pesado no es sinónimo de calidad. Que sea resistente no garantiza que lo manejes con comodidad, así que elige materiales livianos.
  • Busca también resistencia y que tu ganchillo no se doble o incluso quiebre durante la aventura, sobre todo si eliges un hilado pesado.
  • Elige empuñaduras gentiles, con bases como silicona o maderas ligeras, que se comporten bien sobre tu piel.
  • ¡Maneja correctamente a tu compañero! Tómalo como mejor te funcione, pero una buena opción es desde la base de la empuñadura y no como un lápiz.

 

Imagen principal de esta nota: Pexels.com.

 

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